EL JARDIN DE LA MATERIA RESCATADO
A los hijos de Lucifer, para aquellos Espíritus que cayendo en la Materia, la han penetrado, dotándola de Vida, Luz y Conciencia.
Escucha hijo mis palabras que no son vanas. Con ellas podrás derrotar al Demiurgo Ignorante que con su poder ilusorio aprisiona a la Madre: Virgen y Reina.
Con ellas liberarás, primero, tu alma, que es una forma sutil de la materia y, luego, tu carne, que es de substancia más densa y burda. Solo después de haberte liberado a tí mismo aspirarás con liberar al mundo. Pretender hacerlo antes es simplemente soñar.
Solamente quien se ha conquistado a sí mismo puede conquistar al universo, de lo contrario, fácil presa de sus debilidades y pasiones, se convertirá en un súbdito más al servicio del Falso Dios.
Por tanto óyeme con atención: manténte alerta contra tí mismo, pon cadenas a tu impaciencia, a tu ansiosa premura, a la voz de tus deseos, a tu ira y violencia.
Solo tú eres el Guardián que cuida la Fortaleza que se te ha asignado proteger. Solo tú serás el Traidor que abrirá las puertas y permitirá al Enemigo violar el Santo Lugar. Solo tuya es la responsabilidad: Asúmela con hombría.
Quien vence a los demás es un hombre fuerte, pero quien se vence a sí mismo es la Fuerza misma. Fuerza entre las fuerzas, pues tendrá el poder de imponerse a todo lo sutil y de penetrar en todo cuerpo sólido.
Contra él la ilusoria ignorancia del Enemigo retrocederá espantada, como las tinieblas huyen de la Luz. ¡Tiemblen servidores del Falso Dios! Vuestros días en la Tierra ya están contados.
1. SOBRE LA LUZ Y SU PODER.
La Luz es la Conciencia, es la esencia de tu ser. Jamás debes olvidar que eres el Templo de la Luz y que la Luz vive en tí. El único pecado existente consiste en este olvido. No hay otro pecado.
La Conciencia es un Fuego Sagrado, un Fuego Sutil, que purifica todo lo que penetra. Ella da forma, calor y movimiento a tu cuerpo. Cuando no está presente la Muerte se apodera de él.
Vivir, olvidando ser conciente, es rendirse al Enemigo. Olvidarse de sí mismo es abrir las puertas del Santuario y entregarlo todo al Dios de la Oscuridad.
Por tanto, te repito, manténte alerta, atento, vigilante de tí mismo, guardián de tus sensaciones, de tus emociones y pensamientos. No permitas que tan siquiera el aliento de tu respiración pase desapercibido, pues de esta manera cada acto, cada gesto, mirada o palabra tuya se convertirá en vehículo del Fuego Sagrado de la Conciencia.
Persevera en tu afán. La constancia es la única herramienta que necesitarás para que la Luz fije su Gloria en tí. Se paciente, pues la Naturaleza y el Espíritu tienen sus leyes determinadas y en sus dominios todo progreso es gradual, suave, y cada etapa debe ser primero alcanzada para, luego, ser trascendida.
No esperes cambios espectaculares, no busques apariciones sobrenaturales. No dejes que la fantasía te pierda en sus imaginaciones. El tiempo y la perseverancia traerán sus logros. Solo debes permitir que la Luz de la Conciencia se radique en tí, que heche raíces en tí, ese es el secreto.
Hijo mío, no desprecies mis palabras, que aunque de apariencia sencilla encierran un gran poder. Si las llegas a comprender, si las practicas, tendrás las llaves para vencer al Malvado y convertir tu cuerpo terrestre en Cuerpo Celestial.
No abandones a tu Madre, ¿qué clase de hijo serías? No la dejes a merced del Demiurgo Ignorante. Usa tu Fuego Sacro, elévalo, extiéndelo, déjalo penetrar en todos aquellos dominios que son tuyos por derecho de nacimiento. No permitas que el Dios Ciego te los arrebate.
Recuerda, ante la Luz, la oscuridad huye despavorida.
2. SOBRE LA MANERA DE FIJAR LA LUZ.
Debes disciplinar tu mente y enseñarle a adueñarse de tu cuerpo. Lo primero que debes hacer al despertar y lo último que harás, antes de dormir, será poner al Rey sobre su Trono.
El Rey es la Luz, la Conciencia. El Trono es el cuerpo, asiento del espíritu. Cerrando tus ojos, en perfecta quietud, llevarás la atención hacia tu propia realidad corporal. Extenderás la Luz por cada uno de tus miembros, desde la piel hasta la médula de tus huesos.
Prestarás especial atención a aquellas partes que muestren sensaciones desarmónicas de dolor, incomodidad o tensión. Harás penetrar en ellas la Luz de la Conciencia, dejando que su Fuego Sagrado purifique las molestias y las disuelva.
Este Fuego Sacro es una Medicina de extraordinario poder que el Espíritu ha puesto en nuestras manos. Bajo su influjo no hay enfermedad, trauma o dolor que perdure.
Todo aquello que la Luz alumbra, se ilumina. Todo lo que se ilumina adquiere la naturaleza de la Luz: claridad, armonía y vida. El Mal, el sufrimiento, la enfermedad y el dolor, son formas de desarmonía, de oscuridad. Combátelas con la Luz, suavemente, con perseverancia y profunda penetración.
Sin embargo te hago una advertencia: no pretendas milagros infantiles. Si tu mente ha vivido durante años a la deriva e indisciplinada, no es posible obtener resultados sorprendentes de la noche a la mañana.
Ya te lo he advertido: el Universo, la Naturaleza y el Espíritu tienen sus leyes. Para que la Gloria ilumine al Reino, primero el Rey tiene que apoderarse de él.
Si tu mente hasta ahora se ha comportado como un mono salvaje, que salta inquieto de una rama a otra, o como una prostituta caprichosa, que dirige su vida según las inclinaciones de sus apetitos, entonces primero debes ponerle riendas y, luego, guiarla por el Camino Recto.
Para conseguir ambos cometidos debes practicar con tenacidad lo que te he indicado: hacer penetrar y extender el Fuego Sagrado de tu Conciencia en la realidad corporal.
La práctica constante y perseverante creará el hábito. El hábito dará continuidad a la Conciencia. Y la continuidad dará paso a la penetración, a través de la cual, hasta el más oscuro rincón del Reino será conquistado y devuelto a la Luz.
3. SOBRE LAS DIFICULTADES QUE HALLARAS EN EL CAMINO.
Dos serán tus grandes enemigos y brotarán de tí mismo. El primero, el más poderoso, tendrá por nombre "Distracción". Por distracción el Rey no conquista el Reino y, por distracción, lo pierde cuando ya lo ha conquistado.
No permitas que el mundo externo te saque de tí. No dejes que las circunstancias te aparten del Trono y de tu Centro. Así como Cadmo y Jasón clavaron al Dragón en el árbol, con viril voluntad, así clava al Espíritu en su Cuerpo y deja que lo sutil se imponga naturalmente a lo denso, como el fuego lo hace con un trozo de madera.
Pero si cuando la Luz se propaga por el Reino, te dejas arrastrar por el torbellino ilusorio de las apariencias, la Gloria no podrá hacer su hogar en tí y habrás cedido terreno al Enemigo, el cual, con su oscura ignorancia convertirá al Reino en tierra yerma y desierta.
Si ello llega a suceder, si por negligente distracción dejas que la Luz de la Conciencia sea vencida por la ignorancia de las tinieblas, entonces no llores como un niño lo que no has podido defender como un hombre, por el contrario, rehazte a tí mismo, surge como un Fénix de tu derrota y, usando la Luz como tu arma, combate sin tregua ni descanso nuevamente al Adversario.
Quien persevera alcanza. Y en la lucha contra la Oscuridad la constancia y la tenacidad son los mejores aliados. Nunca esto debes olvidar.
Tu segundo opositor será la "Pereza". Por pereza nunca iniciarás la batalla. Por pereza dejarás para mañana la Conciencia Alerta que debes practicar hoy.
El Dios Ilusorio te ha hecho creer que posees todo el tiempo del mundo. Te engaña y te engañas a tí mismo. La Muerte te acecha y espera su momento.
Cada día que pasa, cada instante que transcurre, estás más cerca de ella. Desde que naciste te ha estado esperando al final del camino, con las fauces abiertas, como loba hambrienta.
¿Crees que después de muerto tendrás otra oportunidad? ¿Crees que habrá un Cielo, Paraíso o Tierra Pura que te cobijará? ¿Una nueva encarnación en la cual tu meta alcanzarás?
No seas iluso. Si no eres capaz de conservar tu Conciencia cada noche al dormir, ¿cómo la conservarás en el profundo sueño de la Muerte? Si no eres capaz de permanecer consciente en el transcurso del día, cuando tu mente está alerta y despierta, ¿cómo pretendes ser dueño de tí cuando el Ángel Mortal te sofoque con su pesado e inconsciente abrazo?
Si a cada instante que transcurre cambias de parecer, de estado de ánimo, de pensamientos, deseos y propósitos. Si múltiples y pequeños "yoes", cual legión de demonios, constituyen tu alma, ¿qué habrá de consistente o permanente en tí para encarnarse en una existencia futura?
El Otro Mundo solo es para aquellos que han conquistado al Reino y han propagado la Luz. No para los esclavos del Dios Oscuro.
Cuando sueño y vigilia sean para tí como el flujo de un mismo río, entonces, quizá, habrá algo en tu interior capaz de trascender el tiempo y el espacio.
Solo entonces la semilla de la Inmortalidad habrá germinado en tí y podrás soñar con la eternidad.
4. LA FUENTE DE LA VERDAD.
Haz de la Verdad tu refugio y fortaleza. Haz de tí tu propia Verdad.
Conviértete en tu propio refugio, en tu propia fortaleza.
Haz del conocimiento de tí tu razón de ser. Aprende a reconocer la Ley del Espíritu y las leyes de la naturaleza: respétalas. Evita los extremos y practica siempre la moderación.
Quien se conoce a sí mismo aprende a conocer su propia Naturaleza y las leyes del Universo, evita transgredirlas y, alejándose de los excesos, transita por el Camino Real, la Vía Regia, la Senda del Medio que conduce hacia la Inmortalidad.
El Dios Mentiroso intentará hacerte oscilar como un péndulo. Su juego consistirá en convertirte en un torbellino de emociones, en nublar la claridad de tu mente, en privarte de la capacidad de Razón.
No bailes a su ritmo. Quiebra sus pasos, cambia su canción y canta tu propia melodía protegido de su hechizo por el Fuego Sagrado que vive en tí.
Entrena tu mente a permanecer ECUANIME. La Luz se manifiesta en el espíritu inmutable, en el alma imperturbable. Y ya te he dicho, donde hay Luz, no hay cabida para la oscuridad.
No olvides lo que hoy día te revelo: todo cuanto existe tiene su origen en la Mente. Si llegas a comprender esta realidad, conocerás la Fuente de la Vida y de la Verdad.
Conociendo este secreto sabrás en qué dirección encaminar tus pasos y no permitirás que la Gran Ilusión, creada por el Demiurgo Ignorante, te engañe.
Libre de la ilusión y del engaño serás dueño absoluto de tí. Y dueño de tí podrás establecer al Rey sobre su Trono, asentar la Gloria en el Reino, devolver la fertilidad a la tierra yerma y baldía. Rescatarás así al Jardín de la Materia y transformando la substancia, que te ha sido asignada, convertirás al Cielo en terrestre y a la Tierra en celestial.
Solo entonces podrás decir: todo cuanto había que hacer, se ha hecho, la Gran Obra Solar está completa.
Gracias a FRIEDRICH VON LICHT
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